Una a una se disuelven en cada partida, en cada comienzo...
inundan mi desconciencia,
mientras intento esconder al intemperie unos ojos
agotados, y goteados una vez más, se inundan mis últimos
espacios de alivio...
Con una mueca absurda me saluda mi espejo
y se ve lo contrario al reflejo.
Súbitamente me llega tu olor y tu voz. Y yo...
soy solo una mueca absurda...
la puedo mirar, y es el reflejo de donde no estoy.
Me he escondido tan bien del dolor, que lo olvide
por un minuto tal vez...
y solo pasa por mi, lo que de ti me queda.
Apaga la luz y quédate aquí.
Nada conmigo en la nada, en la nada de mis ojos y los tuyos...
que tu yo hacemos un mar... de tanto lagrimar.
Un mar rojo...
sábado, 3 de enero de 2009
Lagrimar...
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